¿Sabes qué es el Síndrome del Eterno Viajero?

Lugares que enamoran con tan solo llegar a ellos. Bosques, praderas, naturaleza exuberante a cada paso que das… Aguas cristalinas, playas paradisiacas, surf, olas, libertad… Y, sobre todo, compartir cultura. Descubrir un pueblo, una ciudad, un país de mano de sus gentes. Hablar, reír, compartir… ¿Puede haber algo más extraordinario que conocer a gente de todo el Mundo? Enamorarte tanto de un lugar que lo único que se dibuja en tu mapa es el próximo destino que quieres explorar.

¿Te ha pasado? Soñar con viajar, ya no solo durante tus vacaciones, si no durante toda tu vida. Moverte de un sitio a otro solo con el pretexto de integrarte en tu nuevo destino por un tiempo. Llegar a casa después de un largo viaje y comenzar a preparar el siguiente. ¿Te suena? Seguro que alguna vez lo has vivido. Se llama Síndrome del Eterno Viajero, y es más frecuente de lo que piensas.

Vuelves a casa después de una mágica estancia el algún destino paradisiaco y todo te recuerda a tu viaje. El trabajo, la ciudad, las obligaciones del día a día… Todo parece no encajar contigo. ¿Cómo vivía antes? Las personas que sufren de este síndrome son adictas a todo tipo de experiencias que les hagan moverse de su hogar aunque solo sean unos pocos kilómetros. Viajar engancha, y los eternos viajeros llevan estas connotaciones al extremo.

Dicen que la mejor manera de salir de nuestra zona de confort es viajando, y que solo así llegamos a abrir nuestra mente a otras culturas y formas de ver la vida. Y esto es algo que los eternos viajeros entienden a la perfección. No importa dónde, ni cuándo, ni por qué. Lo único que importa es no perderse ningún rincón de la Tierra y ya no solo observando, sino integrándose con los lugareños. Cualquier excusa es buena para iniciar un nuevo camino.

Síndrome del Eterno Viajero

Las personas que padecen esta curiosa adicción tienen el firme convencimiento de que la auténtica felicidad no reside solo en un lugar, si no en muchos. Y es, precisamente, este deseo de conocer lo que les lleva a estar continuamente planificando viajes o, directamente, moviéndose por el Mundo si un hogar fijo.

Viajar es emoción, es descubrir, conocer, son momentos inolvidables. Viajar es vivir. Es libertad. Y la libertad, quizás, sea lo más complicado para aquellos que queramos sentir que vivimos plenamente. Y para vivir plenamente, quizás tendríamos que seguir viajando. ¿Y si todos tuviéramos una pizca de eternos viajeros?

Autor:
Arantxa Márquez

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